lunes, 29 de agosto de 2011

La fuerza de un ciclón, un desafío para la ciencia

Huracán Irene

La intensidad de los huracanes aún es imposible de predecir

NUEVA YORK (The New York Times).- Irene fue el primer huracán que golpeó la costa este norteamericana en muchos años, pero en un aspecto es idéntico a todos los ciclones anteriores: la dificultad que tienen los expertos para predecir su intensidad.

Las autoridades del Centro Nacional de Huracanes (CNH) advirtieron que el ciclón todavía era capaz de causar graves daños, en especial por inundaciones, en su camino a Canadá. Los funcionarios del organismo también reconocieron que desconocen las causas exactas de la desaceleración del huracán.

"Los ciclones tienen una especie de lógica interna que no comprendemos por completo", dijo Todd Kimberlain, un especialista del CNH, en Miami.

Kimberlain señaló que el huracán puede haber disminuido, entre otras causas, porque nunca terminó de completar el ciclo de los huracanes, cuando la franja interior de nubes en rotación, llamada pared interior del ojo, se disipa y es reemplazada por una banda más externa que se contrae. "Algunos huracanes pasan por este proceso y vuelven a fortalecerse -dijo Kimberlain-. Pero no sabemos qué tiene que pasar en su interior para que eso suceda."

Para los científicos, la predicción de la intensidad de Irene plantea un problema típico. El pronóstico de huracanes es más eficiente a la hora de predecir cuándo se originará y qué recorrido tendrá que a la hora de anticipar su intensidad.

"Tenemos un maravilloso historial de progresos en la predicción de trayectorias -dijo Clifford Mass, científico de la Universidad de Washington-. Pero no hicimos grandes avances sobre los pronósticos de intensidad. Para poder calcular la intensidad, tenemos que conocer las entrañas de la tormenta."

El problema es la falta de datos de observación directa: es muy difícil obtener información del corazón de un huracán. Los aviones que vuelan sobre ellos lo hacen a más de 3000 metros, muy por encima de los vientos más intensos. Esos aviones llevan un radar que sondea las condiciones abajo, y también arrojan sensores para medir la intensidad de los vientos, la presión del aire y la temperatura del agua. Pero esto no es suficiente para generar un modelo numérico y extraer un pronóstico que tenga cierto grado de certeza, dijo Mass.

Kimberlain aseguró que esa dificultad para predecir la intensidad de los ciclones llevó al CNH a ser muy cauteloso en sus informes sobre Irene.

"Nos tomamos nuestro tiempo antes de cambiar la información de un pronóstico", dijo. "Preferimos pecar de exceso de cautela", se defendió.

(Traducción de Jaime Arrambide - Tomado de: www.lanacion.com.ar)

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